Fashion victim.

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El mundo en el que vivimos está cada vez más globalizado, eso es evidente y la moda no es en absoluto ajena a esto. Ya no es necesario esperar meses a que el último grito de París (cuna indiscutible de la moda y el estilo) llegue hasta nosotros para poder seguir sus tendencias, sino que lo hace de forma prácticamente inmediata pudiendo seguir en directo el último desfile que los grandes gurús de la moda están celebrando en la ciudad de la luz.

El cambio también se hace evidente en las propias tendencias, que últimamente nos imponen formas imposibles en tejidos futuristas, cada vez más alejados de las telas naturales que estamos acostumbrados a vestir, ya que las tendencias actuales vienen cada vez más marcadas por tejidos metalizados, armados con hilos de plata, oro y otros metales.

¿Comodidad? Ninguna, me temo. Este concepto ha pasado a un segundo plano a favor de la pura estética porque hay que reconocer que los modelos son bonitos, pero creo que eso no es suficiente a la hora de valorarlos.

Yo soy partidario de que la moda vuelva, al menos en la cuestión de tejidos, a la naturalidad que suponen los algodones, las sedas y los linos, que proporcionan a la mujer una comodidad y elegancia tan necesaria como olvidada por los diseñadores en sus colecciones de alta costura. Supuestamente, la mujer es su musa y es para ella para la que crean.

El último tema que me gustaría tratar es el de los precios que las grandes marcas cargan por sus diseños en las tiendas que las grandes marcas poseen en las millas de oro de las grandes ciudades ¿Consideran ético cobrar por un solo vestido un mínimo de 1000€ solo por el hecho de estar firmado por YSL o Channel?